Navaseca, Daimiel


3-4/04/2018
Mucho ha variado el entorno de la laguna de Navaseca desde que la visitamos hace cinco años.

He tenido que revisar el reportaje que hicimos en nuestro primer viaje a esta la laguna, para darme cuenta de las diferencias que no llegaba a concretar. Aparte de una red de observatorios en bastantes puntos alrededor de las lagunas (y las cito en plural, porque la carretera corta la laguna en dos), se ha creado un camino que bordea las lagunas y permite hacer un circuito alrededor de las lagunas, y la principal; se ha dejado de cultivar hasta el borde del agua, permitiendo el crecimiento de cañizos formando una pantalla protectora.

El complejo ha ganado con estas mejoras y las aves se han percatado de ello, lo que demuestra el último censo invernal, realizado por el Centro del Agua de Daimiel, donde se contabilizaron un total de 1.200 aves de 21 especies distintas.

Sin tener en cuenta esas cifras (que para nada son elevadas, si tenemos en cuenta que solamente en la balsa de riego de Santa Cristina del Páramo se cifraron 4.000 ejemplares en el último censo), Navaseca es una maravilla para cualquier pajarero acatarrado.

Y es que este humedal situado a escasos dos kilómetros de Daimiel, entre la ciudad y el río Guadíana, que forma parte de las lagunas que integran la Reserva de la Biosfera “Mancha Húmeda”, se nutre de las aguas provenientes del EDAR (Estación Depuradora de Aguas Residuales) de Daimiel, lo que da un cierto olor desagradable (pero no inaguantable) a la zona.

Navaseca anteriormente era una laguna estacional (conteniendo agua únicamente en periodos de lluvia). Hoy, con la entrada regular de agua depurada, se ha cambiado el ciclo de esta laguna haciéndola de carácter permanente. Las alteraciones realizadas por la mano del hombre no suelen ser positivas para la naturaleza, sin embargo, en este caso estas aguas permanentes, han permitido establecerse a un grupo de aves que ya no pueden hacerlo en las Tablas de Daimiel, por no alcanzar los mínimos necesarios en sus niveles de agua.

Tal es el caso de los flamencos y la malvasía cabeciblanca, que podemos ver en un número considerable (sobre todo la malvasía).

Desde el momento que diseñamos estas mini-vacaciones, mi objetivo en Navaseca fue conseguir hacer fotos a este particular pato de pico azul y cabeza similar a un peluche.

Considerado en peligro de extinción, en Navaseca encontramos un gran número de ejemplares, que se mueven con naturalidad entre las carrizas de las orillas. Es época de celo. Los machos rivalizan entre si por las hembras, irguiendo sus colas y alejando a sus competidores, mientras que las hembras se mueven entre ellos con indiferencia.

Dos finales de tarde y una mañana por los alrededores de Navaseca, nos permiten gozar de este espacio plagado de aves que ha conseguido adaptarse a las necesidades humanas, sin la necesidad de levantar un gran centro de interpretación o elaborar una larga lista de normas y permisos para su observación.





















































































2 comentarios:

  1. Como ha cambiado este lugar...cuando lo conocí no había nada de esto. Es un sitio que me sorprendió por la cantidad de especies y lo bien que se veían...mucho más que en Daimiel. Las fotos preciosas. Un saludo.

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    1. Ha cambiado mucho, pero creo que ha sido un cambio positivo.
      La batería de observatorios facilita mucho la observación.
      Y en cuanto a las aves, es una maravilla (a pesar del olorcillo permanente).

      Saludos José

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