Cueto Salón


Búnker en la cima del Cueto Salón.

Vista desde el interior.

18/05/3013

Aunque parecen pequeñas elevaciones, cualquiera de las montañas que cierran la Cordillera al sur, son un gran resalte respecto a los valles adyacentes. Esos montículos infranqueables, fue lo que les llevó (al ejercito republicano) a situar, a lo largo de estas pequeñas cimas de la montaña leonesa (también asturiana), el Frente Norte. La llamada línea Maginot Cantábrica, una red de búnkeres, parapetos, trincheras y puestos de tiradores, con objeto de frenar el avance del ejército rebelde.

Un mapa con el recorrido realizado
Una ruta de mañana, saliendo de Robles de la Valcueva y avanzando por carretera hasta Aviados, donde nos metemos por una pista de antiguas explotaciones mineras. Hasta ese punto todo ciclable, pero el camino a El Malladín, el collado que separa los valles de Robles del de Correcillas, ha sido excesivo para nuestras piernas.

Un recorrido entre un robledal incipiente hasta la cima del cueto Salón. En su cima, los restos de múltiples trincheras y un búnker.

El descenso, desde el collado, por una pista en pésimo estado, cruzando un pequeño faedo hasta Villalfeide.

Por la vía Vardalla de nuevo a Robles.

En el blog de José Luis se relata esta misma salida.

Preparándonos. José Luis ni culotte, ni maillot, ni pedales automáticos.

Aviados. Peña Galicia como referencia.


De momento, un camino la mar de agradable y ciclable.

De momento, nos reímos.


Ahora con bastante más pendiente.

Las dos cimas gemelas de Peña Galicia.

La rápida subida nos permite tener una buena vista del valle donde se asienta Robles de la Valcueva.

Nos reímos, pero por lo bajo.

Último repecho para llegar al El Malladín.

Camino de la cima del cueto Salón, sin camino, sin senda, entre un bosque de robles.

Correcillas entre la niebla,

De nuevo peña Galicia y peña Valdorria a la izquierda.


Nos encontramos con la primera trinchera. No está en buen estado.


A fin encontramos el búnker, al oeste de la cima.


 En su interior nos damos cuenta que la vegetación interrumpe la vista.


Aljibe para el agua.


Un descenso entre escobas.
Como decía José Luis; "pero si no piso el suelo

El Faedo de Villalfeide.



Llegamos a Villalfeide

La Linea Maginot, era un sistema de fortificaciones que Francia levantó a lo largo de sus fronteras con Alemania e Italia. El nombre proviene de André Maginot, la persona que lo diseñó.

Esta línea defensiva, que en su origen se pensó como invulnerable, fue aniquilada por el ejercito alemán durante la Segunda Guerra Mundial.


Diente de perro




Diente de perro (Erythronium dens-canis L.)


En marzo, cuando el manto de nieve comienza a derretirse, es una de las primeras plantas que empieza a florecer en prados, brezales y bosques.

Resistiendo el frío del invierno, un pequeño bulbo blanco (similar a un diente de perro) da lugar a dos hojas de 5 a 9 centímetros, de forma elíptica, que se caracterizan por unas manchas pardo-rojizas. Entre ellas un tallo de 15 cm con una flor de seis pétalos, que al abrirse, se giran hacia atrás, dejando al descubierto seis vistosos estambres azulados.

Como en una narración de Haruki Murakami, tras la foto vemos al fotógrafo, articulando en busca de la mejor toma. Y similar a los escritos del japonés, el argumento se complica, al mostrarnos, la foto del fotógrafo del fotógrafo.




 Qué Tal?

 


 Comentando la jugada.

Gilbo & cueto Cabrón



Pepa y Javier a punto de alcanzar la cima del Gilbo.
El cueto Cabrón desde la cima del Gilbo.

25/05/2013

Cuelgo el teléfono pero no me queda claro si vamos al monte o a tomar vinos. A las 9:30 pasan a recogerme Javier y Pepa. Menudas horas para salir al monte!!!!!!!

Acostumbrados a las salidas vespertinas, este horario parece apropiado para el plan que nos propone Ángel Javier: el Gilbo y el cueto Cabrón.

Dos montañas con aspecto agresivo, que se yerguen sobre las aguas del embalse de Riaño.

Unos balcones sin igual sobre el valle inundado de Anciles, o el formado entre las Pintas y el Gilbo, que en estas fechas, con un embalse repleto, asemejan a los fiordos noruegos.

La ascensión al Gilbo nos permite disfrutar de su arista y de las vistas. La del cueto Cabrón, no aporta a mayores mejores vistas que la de su hermano mayor. Lo hacemos tal vez por la llamada “pasión por la cumbre” de una cima poco ascendida. Pero alcanzar la cara más humana de esta cima (la arista norte) nos obliga a un recorrido por los márgenes del embalse y en nuestro caso que la afrontaremos al descenso del Gilbo, a cruzar el hayedo de La Viesca, por senderos ya casi perdidos.


Antes de cruzar el puente, que nos lleva al nuevo Riaño, tomamos un camino que bordea el embalse. Hoy engullido por las aguas, nos obliga a tomar estrechas sendas de animales. Entramos en el valle Vallarqué y lo ascendemos para desembocar en la ladera sur del Gilbo, que ascendemos hasta alcanzar la arista. Sin dificultades y disfrutando de sus extensas vistas alcanzamos la cima.

El cueto Cabrón desde este punto se nos muestra como un monolito cuyas canales resultan difícilmente accesibles. Descendemos, siguiendo la arista hasta meternos de lleno en el hayedo de La Viesca. Hemos de llegar hasta los cantiles que se precipitan del Cueto al embalse.

Lo traspasamos bordeando un llamativo dedo entre un pindio bosque y por fin alcanzamos las canales que nos conducen a la segunda cima del día.

En el blog de Ángel Javier se cuenta esta misma ruta pero con más detalles.

En mi albúm de Picasa, más fotos



Puente de acceso al Nuevo Riaño.

A nuestras espaldas la inconfundible silueta del Espigüete.
El Yordas
De nuevo el Yordas, con el valle de Tendeña separando el macizo de peña Collada.

Verde, todo esta verde.

El valle de Vallarqué, por el que ascenderemos en busca del Gilbo.


Antes de alcanzar el collado atravesamos el primer hayedo del día.


Una mirada atrás. Vamos tomando altura.

El macizo de los Jaidos.
El ascenso hacia la arista.

Hemos alcanzado la arista, vistas hacia el valle de Anciles.
Continuamos por esta.
Una panorámica: Las Pintas, Llerenes, peña Collada, Yordas.
Final de la arista.
Y la primera visión del cueto Cabrón.
Un monolito poco humano por esta cara.
CIMA!!!!
La arista que hemos recorrido.



Descendiendo por la arista noreste.




Según descendemos el cueto Cabrón nos muestra una cara bastante mas humana.

La Viesca.


Hemos descendido hasta la orilla del embalse. Ahora vamos a encontrarnos con el muro que desciende del Cueto.
 Restos de la antigua mina de arsénico.
Ahora todo para arriba.



Momento en el que bordeamos el "dedo" para ascender por la vertiente opuesta.
Más hayedo. En este caso muy pindio.
El collado del "dedo"
Javier busca la canal menos compleja.




Vamos saltando de una canal a otra, hasta que alcanzamos la de la izquierda, la cual resulta ser la más sencilla y por la que descenderemos.

 A punto de alcanzar la cima, encontramos este tejo.
 De nuevo vistas al valle de Anciles.

 Últimas trepadas.

 CIMA del cueto Cabrón.
El hito de piedras que vimos desde la cima del Gilbo.



La cima del Gilbo nos resta vistas hacia el sur.
 konico

Hay que descender.

   


 Las cimas del Gilbo y el cueto Cabrón.

Después de 8 horas de pateada alcanzamos el coche.